En un perao, en la grieta
como gigante que atisba,
luciendo su hojarasca inquieta
extiende la sombra oscura,
como abrazando negrura
entre la piedra y el pasto,
pero abrigando ternura
en el nido del jilguero
que canta todo dulzura
abrigando a su polluelo.
Del gaucho fue un buen abrigo,
del jilguero su hogar
del pago la referencia
y de la loma el altar,
porque tan solo se yergue
que invita para el orar
y como Dios desde el cielo
él pastorea en su lar.
Eterno en su universo
el ombú mira pasar
horas, días y años
que no lo superarán,
aferrado en su grieta
desafía el vendaval
y mira victorioso
la tormenta que se vá,
sabiendo su fortaleza
y que siempre él vencerá.
Lo conocí de muchacho,
abrigó mi trajinar,
hoy, luego de tantos años,
lozano, lo veo brillar
luciendo sus verdes hojas
reverberando la luz solar,
vibrando a la suave brisa
como en ternura temblar,
abrigando un viejo amigo
que por mucho no vio pasar.
Con amor canta el jilguero
seguro en su firme hogar
y el ombú siempre abriga
con amor, con lealtad,
a quien su sombra busca,
para descansar su andar
y con firmeza en la grieta
altanero en su atalaya
ve al mundo pasar.